Cuando la noche cae...

Y vuelve la maldición, vuelven los miedos. Todo lo que has construido durante el día se derrumba como un castillo de naipes delante de un soplido, cuando la noche cae.

Al llegar la oscuridad, llegan los recuerdos, llega la esclavitud a los recuerdos. Tinieblas y demonios.

No importa lo feliz que haya sido durante el día, porque la noche me dará su bofetada. Espero sentado, mientras cuento las horas a que vuelva la claridad. El sol, mi Dios; La luna, mi demonio.

Me siento una especie de licántropo, me transformo al ver la luna. Me convierto en un polvo de lágrimas que nunca caen.

Cuando cae la noche, cuando no hay nadie por las calles, entonces las almas de los románticos abatidos en guerra, se pasean. Esperando a que el primer rayo de sol entre por la ventana, así -solo así- vuelven a vivir.

El mundo ideal...

¿Dónde está la felicidad? -se pregunta el infeliz. ¿Dónde va el amor cuando se pierde? -se pregunta el romántico. ¿Dónde está la justicia? -se pregunta el que perdió la esperanza.

Hemos asimilado que no existe un lugar donde encontrar la respuesta a todas esas preguntas. ¿Pero por qué? Nadie habla de un lugar mejor. Nadie decide emprender el viaje.

En antaño se hablaba en cada cultura: Platón hablaba de la perfección en el mundo de las ideas. Lewis Carroll creó el Páis de las maravillas, porque este le quedaba pequeño. Sin ir más lejos, la Biblia habla del paraíso, un lugar perfecto para todos aquellos que sean perfectos.

¿Por qué hemos dado ese paso tan drástico? ¿A caso damos por hecho que no hay nada más que esto, y esto es el infierno? Creo que si nos dejásemos llevar por la imaginación, solo un poco, el mundo sonreiría más. Además, quién sabe, a lo mejor alguien encuentra ese lugar maravilloso.

Dejamos atrás creer en la perfección, hasta en tocarla siquiera. Nadie cree en la perfección, solo los locos creen en un lugar tan hermoso como para ser feliz.

Sería bonito creer un lugar así, un paraíso en vida. ¿Por qué no creer en lo imposible? Ya sé que es una locura, pero recuerda querido/a lector/a que las mejores personas están como un cencerro...

Preciosa...

Piensa que eres la musa de alguien, preciosa. Que alguien te está dibujando en una libreta, buscándote en una idea. No está todo acabado, no para ti.
Aunque otra persona se llevó tu identidad, tu nombre y tu mirada de cristal; Otro te sueña y te recrea en un proyecto que ilumina toda una pared.

Tú, preciosa que simbolizas la libertad para aquel preso; los versos para el poeta de aquella esquina; y el amor para aquella mirada vacía que te contempla desde las nubes.
Como ves, aún te queda mucho por descubrir. Pero debes saber que tu existencia no acabó aquí, al menos no para ti, preciosa.

Hay cosas que no volverán, como tu infancia y tu inocencia. El viento de levante se lo llevó tus sueños, pero piensa que un viento de poniente te devolverá nuevas ilusiones, y más tinta para seguir escribiendo.

Si tú puedes, yo podré...

Si tú puedes, si tú, tú, querido/a lector/a. Si tú puedes, yo también. Si podemos los dos, podemos todos. 

Algún día todo pasará, y lo miraremos lejano. Nos acordaremos de la crisis como algo pasado, veremos a nuestro primer amor como algo perdido y veremos la tristeza como una traidora que se marchó para no volver. 

Si alguien pudo poner buena cara al mal tiempo, nosotros también podemos. La clave está en tomar como referencia las sonrisas, los grandes consejos y las motivaciones.

Por esa razón doy las gracias a todas esas personas que se esfuerzan en mejorar al mundo con su sonrisa eterna, con su nariz de payaso y sus blogs llenos de esperanza.

Cuando todo esté perdido, lo último que se deba perder, que sean tus ganas por luchar. Porque mientras quede alguien en el mundo con una mirada de cristal, siempre quedará la inspiración.

No pierdas tus sueños; Para no perderte a ti mismo.