Queridos/as lectores/as se acabó ya de tanta farsa navideña, el ver todo de color rosa y sin espinas. Se acabó de mascar palabras y no decir nada claro. Pasemos del "La justicia es igual para todos" y de los "Salen brotes verdes". La situación actual no es así.
¿Qué se gana con la mentira? Creo que mejor será meter el dedo en la yaga y hablar con seguridad; Señores así no saldremos de estas arenas movedizas, al menos si seguimos echando la culpa al que menos la tiene y apretando la soga al mismo pobre diablo de siempre.
El discurso debería ser un reflejo del pueblo, un análisis real. Mascar palabras siempre se les dieron bien, a los que escriben el guión navideño. ¿Pero qué hay de la realidad? Porque dista mucho del discurso de turno. Vayamos al grano, el futuro está negro. Y no va a cambiar por mucho que oremos.
La palabrería barata se está usando día a día. Que el discurso navideño no sea un argumento más, de esos que tanto oímos cada día. A nadie le importa tener que imaginarse una luz al final del túnel, sino verla.
Dejad ya de torearnos con vuestros sermones inútiles. Hablad de verdades incómodas.