Marcho a mi lugar. Me voy donde el aire aún huela a libertad, donde el rocío sea tan inocente como la esperanza de un niño y donde aún no se ha roto un sueño.
Puede que suene extraño, pero suena a verdad.
Pero dejo la maleta con los recuerdos. Recuerdo tuyos y sin ti, recuerdos sin palabras y con demasiadas metáforas. Tan reminiscente como mi cordura. Recuerdos hasta aburrir.
Te dejo, para irme conmigo.
De allí pertenezco, y es donde vuelvo.
Soy salvaje; hijo de la naturaleza.